El
movimiento maker a menudo nos revela historias sorprendentes sobre
creaciones en áreas como la robótica, pero varios usuarios expertos
en el área de la informática y la electrónica han ido un paso más
allá, y han creado dispositivos capaces de salvar vidas, o, como
mínimo, de hacer que los tratamientos en ciertas enfermedades sean
mucho más llevaderos y ofrezcan más garantías.
Jason Calabrese (@jasoncalabrese) es uno de ellos. Este ingeniero software tiene un hijo con diabetes de tipo 1, y tras investigar las soluciones que había en el mercado para tratar la enfermedad descubrió que había una forma alternativa de ayudarle: crear un páncreas artificial haciendo hacking sobre una vieja bomba de insulina.
El movimiento maker también salva vidas
La idea era clara: lograr que ese dispositivo pudiera dosificar la hormona necesaria según los niveles de azúcar de su hijo en cada momento. Este ingeniero realizó todo el proceso tras pruebas que duraron semanas y con la aprobación del doctor que estaba llevando el caso de su hijo Andrew.
Jason Calabrese (@jasoncalabrese) es uno de ellos. Este ingeniero software tiene un hijo con diabetes de tipo 1, y tras investigar las soluciones que había en el mercado para tratar la enfermedad descubrió que había una forma alternativa de ayudarle: crear un páncreas artificial haciendo hacking sobre una vieja bomba de insulina.
El movimiento maker también salva vidas
La idea era clara: lograr que ese dispositivo pudiera dosificar la hormona necesaria según los niveles de azúcar de su hijo en cada momento. Este ingeniero realizó todo el proceso tras pruebas que duraron semanas y con la aprobación del doctor que estaba llevando el caso de su hijo Andrew.
Este
tipo de dispositivos tienen aún un largo camino que recorrer para
ser aprobados por la Food and Drug Administration (FDA) americana,
pero algunos usuarios, hartos de esperar, lograron modificar ciertos
dispositivos para probarlos ellos mismos. El Sr. Calabrese
evidentemente estaba preocupado por el rendimiento de un producto tan
sensible, pero tras desarrollarlo durante dos meses se pasó varias
semanas probándolo.
De hecho cuando su hijo comenzó a usarlo lo hizo de forma muy gradual: únicamente en fines de semana y por las noches, para luego comprobar que se comportaba bien y que podría utilizarlo de forma constante. Como él mismo confesaba "la diabetes es peligrosa de todos modos. La insulina es peligrosa. Creo que lo que estamos haciendo es mejorando eso y reduciendo el riesgo".
Aunque la FDA regula los dispositivos que aparecen en el mercado, no tiene control sobre la forma en la que esos dispositivos son utilizados por los pacientes: mientras éstos no los modifiquen para luego revenderlos, la FDA no tiene medios legales para impedirlo.
De hecho cuando su hijo comenzó a usarlo lo hizo de forma muy gradual: únicamente en fines de semana y por las noches, para luego comprobar que se comportaba bien y que podría utilizarlo de forma constante. Como él mismo confesaba "la diabetes es peligrosa de todos modos. La insulina es peligrosa. Creo que lo que estamos haciendo es mejorando eso y reduciendo el riesgo".
Aunque la FDA regula los dispositivos que aparecen en el mercado, no tiene control sobre la forma en la que esos dispositivos son utilizados por los pacientes: mientras éstos no los modifiquen para luego revenderlos, la FDA no tiene medios legales para impedirlo.
Este
tipo de dispositivo, que combinan con un sensor subcutáneo que mide
el nivel de glucosa en sangre cada cinco minutos está solo
recomendado a gente con conocimientos en programación y electrónica.
Hasta que la FDA y organismos similares en otros países no ofrezcan
una solución alternativa parece claro que aquellos con los
suficientes conocimientos que estén afectados por la enfermedad
tienen una alternativa viable a los métodos tradicionales.
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