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Según
la nieta del segundo oficial del buque,
el hundimiento del Titanic en su viaje inaugural de Southampton a
Nueva York en abril de 1912 no se debió a que iba demasiado rápido
y a que la tripulación sólo vio el iceberg cuando era demasiado
tarde, sino a un error concreto del timonel. Según una nueva versión
de lo ocurrido, la tripulación vio a tiempo el iceberg, pese a lo
cual el buque se estrelló contra la masa de hielo por culpa de ese
error, mantenido en secreto por el segundo oficial del
transatlántico, Charles Lightoller, que sobrevivió al hundimiento.
La nieta del oficial, la escritora Louise Patten, de 56 años, revela
lo ocurrido en su novela Good as Gold. Su abuelo murió antes de que
ella naciera, pero Patten vivió con la mujer de aquel, que le contó
lo verdaderamente sucedido. El error, que costó la vida a mil
quinientas diecisiete personas, se produjo porque en el buque había
dos sistemas de gobierno sometidos a dos mandos distintos, uno
situado frente al otro. Era la época de transición de la navegación
a vela a la de vapor, y la mayoría de los navegantes de entonces,
incluidos muchos oficiales del Titanic, habían estado antes al mando
de buques de vela. De ahí que estuvieran acostumbrados a dar órdenes
según el viejo sistema, lo que significa que si uno quería que el
barco fuese en una dirección, había que girar el timón en la
opuesta.
El
nuevo sistema era, por el contrario, como conducir un automóvil: se
mueve el volante en la misma dirección en la que se quiere que vaya
el coche. La orden de girar a babor significaba pues que había que
girar la rueda a la derecha bajo el viejo sistema y a la izquierda,
según el nuevo. Cuando el primer oficial, William Murdoch, avistó
el iceberg a dos millas de distancia, dio la orden de «fuerte a
estribor» y fue malinterpretado por su subordinado Robert Hitchins,
que viró el buque a la derecha en lugar de a la izquierda. Aunque
casi inmediatamente se le advirtió del error y se le dijo que lo
corrigiera, era ya demasiado tarde. No obstante, no fue este el único
fallo ocurrido aquella trágica noche. Para agravar ese error
fundamental Bruce Ismay, presidente de la compañía propietaria del
buque, la White Star Line, fue al puesto de mando y convenció al
capitán del Titanic de que siguiese navegando en lugar de frenar en
la falsa creencia de que el buque era insumergible. Eso hizo que
aumentara la presión del agua que entraba por elcasco averiado, por
lo que el Titanic tardó mucho menos tiempo en hundirse de lo que
hubiera sido normal en otras circunstancias.
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Charles
Lightoller mantuvo en secreto esos errores durante las pesquisas que
se llevaron a cabo a ambos lados del Atlántico por temor a una
bancarrota de la naviera si se conocía la verdad. Pero hubo más
errores relacionados con el naufragio del Titanic y sus catastróficas
consecuencias. Cuando se lanzaron las bengalas de color blanco (señal
internacional de auxilio), varias embarcaciones cercanas pensaron que
se trataba de luces originadas por algún festejo en el Titanic. El
azar sin embargo, tuvo más protagonismo en la tragedia. Si el
Titanic hubiese chocado de proa contra el témpano, se habría podido
mantener a flote, con sólo dos compartimentos inundados, lo que le
habría permitido incluso seguir navegando. Si el telegrafista del
buque, Jack Phillips hubiera comunicado los últimos partes de las 22
y 23 horas del SS Californian al puente, tal vez se hubieran tomado
las precauciones adecuadas. Si el Titanic hubiera dispuesto de cinco
segundos más a la hora de divisar el témpano, se hubiera evitado la
colisión. Con cinco segundos menos, el buque se hubiera estrellado
de frente y seguramente hubiera resistido el envite. Si el primer
oficial Murdoch no hubiese dado la orden de marcha atrás, junto a la
de viraje, el Titanic habría evitado el témpano por escaso margen,
pues quitó presión de viraje al timón. Si esa noche hubiese habido
viento, o simplemente si los vigías hubiesen tenido prismáticos, es
posible que el témpano hubiese sido avistado antes, evitándose la
catástrofe. Si el SS Californian hubiera acudido al instante, habría
podido rescatar a la mayoría del pasaje del Titanic. Si en los
astilleros de Belfast no hubieran construido el casco del Titanic con
materiales defectuosos, posiblemente el barco hubiera aguantado el
impacto, ya que la fuerza de presión del iceberg fue de seismil
quinientas toneladas y el barco sólo podía aguantar cuatro mil y no
las seis mil anunciadas
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