martes, 22 de marzo de 2016

Libros que son un dolor de cabeza


Literatura
Libros difíciles de leer

Su condición de clásico atrae la atención del lector, pero la complejidad del lenguaje, las técnicas narrativas empleadas -no siempre asimilables para el lector promedio- etc, terminan por acabar con la paciencia de la mayoría de los lectores: Libros difíciles de leer.
 


Ladrillo, tostón, mamotreto o tocho -aunque estos dos últimos se usan para referirse a la extensión y no tanto a la complejidad del libro- todos los lectores se han enfrentado, al menos una vez en la vida, con uno de ellos. Libros muy conocidos, clásicos consagrados por el tiempo -el verdadero juez literario-, pero que al momento de leerlos parecen derrotar el entusiasmo del lector. No se trata de hacer una lista exhaustiva, pero sí comentar algunos. Como es obvio suponer, ninguno es el tipo de novela que se lee, apaciblemente, recostado en la cama, antes de dormir.

Uno que siempre debe aparecer en la lista es de autor latinoamericano. Terra nostra, de Carlos Fuentes. Se trata de un ladrillo de ochocientas páginas y existe una anécdota que da una idea de a qué nos enfrentamos. Al parecer esto nunca sudeció, pero hay fuentes que la dan por cierta. En una ocasión, por allá por los sesenta, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez viajaban en avión. De pronto, se desata una tormenta -con turbulencia incluída-, y ante la posibilidad de que el avión se precipitara, García Márquez toma por el brazo a Vargas Llosa y le pregunta: “-Dime la verdad, Mario ¿tú leíste Terra Nostra?” (Si alguien sabe si esto sucedió de verdad o es un chiste, que escriba) Otra de las bromas que circuló sobre esta novela -esta vez a cargo de Carlos Monsiváis- es que se necesita una beca para poder leerla. Lo novela va de la historia de España e Hispanoamérica desde la Conquista hasta el momento en que fue publicada, y luego hasta el futuro, a finales del siglo XX.

Otro libro de difícil lectura es En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. La novela consta de siete tomos y muchos la acusan de ser extremadamente aburrida. Harold Bloom, pope de la crítica literaria, nos anima a leerla. Quien lo haga, se enfrentará a, por ejemplo, más de treinta páginas del autor contando acerca de las vuelta que da en la cama antes de quedarse dormido. Pero hay más, Proust escribía en oraciones largas, muy largas, y hay alguna que se prolonga durante dos páginas. Cuando uno llega al final de la oración, ya no sabe de qué iba la lectura y hay que volver atrás.



Otro difícil de digerir: El arcoiris de gravedad de Thomas Pynchon, un mamotreto de casi 1200 páginas. En el capítulo de Los Simpsons en que el propio Pynchon presta su voz para el capítulo en que aparece, hay una ironía acerca de la lectura de este libro. Un estudiante le pregunta a Lisa “¿Estás leyendo El arco iris de gravedad?” a lo que Lisa responde “en realidad lo estoy releyendo” Releyendo.
Cuando fue publicada, en 1973, un profesor universitario norteamericano se recluyó durante tres meses, alejado del mundo, para poder digerir el libro.

Pero el escritor más emblemático en este campo es, sin ninguna duda, James Joyce. El Ulises, tambien recomendado encarecidamente por Harold Bloom, es el clásico libro ladrillo. Más de ochocientas páginas -unas 267.000 palabras- dedicadas a hablar de un día en la vida de Leopold Bloom y Stephen Dedalus. Eso sí, de una riqueza lexicográfica incomparable, pues su vocabulario supera los 30 mil. Generalmente, el lector abandona su lectura por la página 20-30.

Pero hay más. Joyce es autor, además, de una obra varios años luz más abstrusa que el Ulises, el Finnegans Wake, el santo grial de los libros ininteligibles. Según una versión disponible en internet, el libro llega a las 849 páginas. No sólo es difícil leerlo, también traducirlo al español y por eso sólo existen hasta el momento traducciones parciales. Dicen que se puede adaptar, reinterpretar, versionar o emular, pero nunca traducir. La razón es que esta novela echa mano del dialecto local irlandés. Vladimir Navokov se despachó a este libro con estas palabras: “un canceroso brote de estrambóticas palabras entretejidas difícilmente logra redimir la horripilante jovialidad del folclore y esa alegoría desmesuradamente fácil” no sin antes asegurar que se trata de un libro de un “aburrimiento espeluznante.” Si alguien se anima, se puede conseguir gratis en internet en PDF.


Finnegans Wake

Se conservan más de 25 mil documentos relacionados con la elaboración de esta novela, incluyendo unas 14 mil notas, además de 9 mil páginas de manuscritos y pruebas mecanografiadas. 


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