Cuando
se dieron a conocer los actores/actrices nominados a los Oscar,
destadaas personalidades del espectáculo anunciaron un boicot a los
premios. El motivo: La academia es racista porque no ha nominado a
ningún actor de raza negra.
La pasada edición de la entrega de los
Premios Oscar estuvo precedida por una polémica: Se acusó, una vez
más, a la Academia de ser racista. El “escándalo” se produjo
luego de dar a conocer los nominados este año en las categorías de
mejor actor/actriz y en el renglón de actor/actriz de reparto.
Veinte nominados y ninguno de ellos de raza negra. La reacción fue
inmediata: Will Smith y Spike Lee anunciaron un boicot a los Premios
y decidieron no asistir a la ceremonia como forma de protesta. Y como
estamos en tiempos de redes sociales, y éstas tienen el poder
incluso para detonar revueltas políticas, los activistas por los
derechos de las minorías echaron a andar etiquetas en el Twitter:
#OscarsStillSoWhite, que tuvo su antecesora en la etiqueta creada
para la edición de 2015 #OscarSoWhite. El mensaje era claro:
Disparen contra el Oscar, ese premio de gente blanca para premiar a
gente blanca.
Lo paradójico de la protesta es que,
en la lucha por la causa de los negros, termina por convertirse en
racista al reprochar a los Premios de la Academia por ser “todavía
tan blancos”, como si la entrega de los Premios fuera un asunto de
reivindicación de derechos raciales o derechos de las minorías.
Estas reivindicaciones son justas, estamos de acuerdo, pero la
entrega de los Oscar es, en primerísima y última instancia, un
asunto que busca premiar al arte. Al séptimo arte, tal y como lo
definiera Riccioto Canudo en 1911. Punto.
Si una actuación es brillante,
conmovedora, extraordinaria, casi seguro obtendrá una nominación. Y
si una actuación tiene todos esos atributos no será, eso es seguro,
debido al color de la piel de quien interpreta. Un par de ejemplos,
que no sólo estuvieron nominados sino que además ganaron: Forest
Whitaker se llevó el Oscar a mejor actor en 2006 por su
interpretación de Idí Amín en The Last King of Scotland. Y
si la cosa hay que ponerla en lenguaje racial, Whitaker se impuso al
actor blanco Dicapio, también nominado. O Lupita Nyong'o, que se lo
llevó como mejor actriz de reparto por su papel en 12 Years a
Slave (filme que, además, se
llevó el Oscar a mejor película del año) Oscars
merecidísimos, pero a partir de sus virtudes como actor/actriz y de
ninguna manera un Oscar merecido por su condición de minoría
racial.
Incluso los patrocinadores del boicot.
Will Smith estuvo nominado en dos oportunidades. Pero no ganó. Y
nadie puede insinuar que no lo ha ganado por cuestiones raciales. Y
sino pregúntenle a Leonardo Dicaprio, que debió esperar seis
nominaciones para ganar el premio. O Spike Lee, que también estuvo
nominado y el año pasado recibió un Oscar honorífico.
Ante la acusación de racismo, la
Academia devolvió el golpe: la ceremonia estuvo a cargo del
comediante negro Chris Rock, quien aderezó la gala con chistes
racistas y con críticas dirigidas a los actores del boicot. Y para
hacer más contundente el mensaje, la entrega del Oscar más
importante de la noche, a la mejor película, estuvo a cargo del
también ganador del Oscar Morgan Freeman.
Si el Oscar cede a este tipo de
presiones, y se ve obligado a nominar obligatoriamente, cada
año, a actores negros para evitar la acusación de racismo, será,
simple y llanamente, ceder al chantaje. Y desde luego, vendrán otras
minorías reclamando espacio: Siguiendo esta lógica, la comunidad
LGBT acusará a la Academia de ser homofóbica. Lo que no puede
permitirse el jurado que elige a los nominados es pensar: No es una
gran intepretación, pero es un negro y por eso hay que nominarlo.
Eso sería desastroso. Y además, racista: Fulano debe de ser
nominado porque es negro. Ojalá que la Academia siga premiando al
talento, sin importar la raza.
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